( Refugio-cuartel de Cerler – Imagen de Sonytch )
En el verano de 1992, los soldados destinados en el refugio-cuartel de Cerler, situado en el Valle de Benasque (Huesca), comenzaron a notar una serie de alteraciones ambientales en el cuartel que los sorprendía y a la vez atemorizaba, tales como misteriosas sombras que desaparecían a mirarlas, sonidos de pisadas sin que nadie las produjera, objetos que se caían solo, taquillas que se abrían y cerraban, o repentinos apagones de luz sin causa ni explicación. Los reclutas y soldados que se hallaban destinados en dicho cuartel en aquellas fechas, empezaron a preocuparse, y pronto comenzó a correr las habladurías de que allí se estaban produciendo fenómenos extraños.
Muchos comenzaron a relacionar estas incidencias con la noticia que recogió la prensa del martes 12 de Marzo de 1991:
«Cinco militares muertos y otros cuatro desaparecidos por una avalancha de nieve
Accidente de una compañía de esquiadores en el Pirineo aragonés
El Pais, J. ORTEGA / LL. VISA
Al menos cinco militares -un teniente, dos cabos y dos soldados- perdieron ayer la vida en el Pirineo aragonés y otros cuatro permanecen desaparecidos al quedar sepultados por un alud de nieve mientras realizaban unas maniobras de alta montaña. Un sargento y un soldado fueron rescatados con vida y trasladados en helicóptero a la cercana población de Benasque (Huesca), donde se les dio el alta tras ser atendidos de heridas leves en el centro local de la Cruz Roja.
Alrededor de las once de la mañana de ayer, un alud de nieve arrolló a 11 militares mientras se encontraban realizando unas maniobras en el paraje montañoso conocido como Tuca de la Paderna, a unos 2.900 metros de altitud, en el término municipal de Benasque, situado entre el macizo de la Madaleta y el pico del Aneto, en el Pirineo aragonés. En el accidente fallecieron el teniente Álvaro Fernández González; el cabo primero Dorado Díaz; el cabo Pozuelo González; y los soldados Rodríguez González y Pérez Mendiguren, según informa Efe, citando fuentes militares, quienes indicaron que los cuatro primeros pertenecen al armas de Artillería y el último, a Infantería. Los militares que resultaron atrapados por la nieve pertenecían a la compañía de escaladores y esquiadores del Regimiento Valladolid 65, con guarnición en Barbastro (Huesca), a la que se habían agregado para los ejercicios dos secciones del Batallón de Ingenieros 42 y de Artillería de Campaña de Huesca. La unidad estaba compuesta por un total de 150 hombres y había llegado el pasado domingo a la zona para realizar unas maniobras de supervivencia en alta montaña, denominadas «vida y movimiento invernal», posteriores a una fase práctica de esquí.
Fuentes militares señalaron que el alud alcanzó a personal de infantería y de artillería que estaba realizando una marcha entre Alba y Tuca, siguiendo uno de los itinerarios programados en las maniobras. Miembros de la Guardia Civil de Benasque cifraron en once el número de militares afectados por la avalancha de nieve.
Nada más conocerse el suceso se iniciaron las tareas de rescate, en las que participaron tres decenas de personas, pertenecientes al servicio de rescate de la Guardia Civil de Huesca, apoyados por un helicóptero y perros avalancha, con base en Jaca, Boltaña y Benasque; miembros de las Fuerzas Armadas, bomberos de la Generalitat de Cataluña y componentes de Protección Civil de Benasque, con el alcalde de la localidad al frente.
Rescate
Las tareas de rescate, en las que se emplearon sondas detectoras, resultaron laboriosas dado lo escarpado de la zona, donde sólo se podía acceder mediante el helicóptero de la Guardia Civil o escalando. Los cadáveres de los cinco fallecidos fueron hallados escalonadamente a lo largo de la mañana y la tarde y trasladados en helicóptero al cuartel de la Guardia Civil de Benasque. También fueron rescatados con vida un sargento y un soldado, a los que se trasladó en helicóptero a Benasque, donde fueron dados de alta tras ser atendidos en el centro de la Cruz Roja de las diversas magulladuras que sufrieron. A última hora de la tarde se suspendieron las labores de rescate por la falta de visibilidad. Informa Europa Press.»
A pesar de que el Servicio de Protección Civil había advertido del riesgo de aludes, 193 hombres de la Compañía de Esquiadores del Batallón de Cazadores de Alta Montaña III/65 de Barbastro partían a las cinco de la mañana en una expedición comandada por el capitán Luis Sivera a realizar un ejercicio práctico de “vida y movimiento invernal”. El resultado ya lo conocemos.
(El diario ABC del día 12-3-1991 se hacía eco de la noticia)
Los cuerpos de los fallecidos rescatados fueron trasladados al Refugio-cuartel de Cerler, y situada la capilla ardiente en los secaderos de dicho cuartel, para posteriormente celebrarse el funeral de los mismos.
(Diario ABC 13-3-1991)
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