Un gran sacerdote maya encabezará este viernes al amanecer la ceremonia del encendido del fuego nuevo para marcar el inicio de otra era, según la tradición de la cultura maya, en uno de los profundos estaques de agua clara ubicados en el este de México, conocidos como cenotes sagrados.
«La tradición maya marca que con el primer rayo de sol, se enciende el nuevo fuego sagrado para recibir a una nueva era».
La ceremonia del encendido del fuego nuevo se ha realizado en el majestuoso cenote sagrado de Zaci, que en maya quiere decir «Gavilán Blanco«, ubicado a unas calles del centro de esta ciudad del estado de Yucatán que, además de cenotes, alberga monumentos de la época colonial española y es vecina de sitios arqueológicos como Chichén Itzá, ubicada a 40km.
«Los cenotes son sagrados para los mayas porque representan el inicio y el fin: su oscura profundidad es el inframundo, donde habitan los dioses, y el exterior, iluminado por la luz, nuestro mundo, la vida», dice de su lado Miguel Tum, un anciano maya promotor de esta cultura.
El cenote de Zaci, de unos 28 metros de diámetro y 20 de profundidad, es uno de los mayores atractivos de la zona, con sus cristalinas aguas, que caen por los muros de roca, y adquieren un tono de azul verdoso oscuro al acumularse en la profundidad.
Al medio día de este jueves algunos visitantes acudieron a nadar y a tirarse clavados en el cenote mientras elementos de protección civil inspeccionaban el lugar para afinar un operativo para la madrugada del viernes, cuando se espera gran afluencia de visitantes.
Las calles de Valladolid (de cerca de 50.000 habitantes) son recorridas por numerosos turistas, en su mayoría extranjeros, y según la oficina de turismo los hoteles están a su máxima capacidad, algo inusual en esta temporada.
«De algún modo, esta mala interpretación del baktum 13 (unidad maya de 144.000 días cada uno) como un supuesto fin del mundo ha despertado un enorme interés en la cultura maya», reconoce Rodríguez.
Otras celebraciones alusivas al inicio de una nueva era se realizarán en distritos del sureste de México donde se desarrolló la cultura maya, lo mismo que en Guatemala, Honduras y El Salvador.