Por Antonio LAS HERAS
“Del oriente vinieron magos que seguían a una estrella, la cual se detuvo sobre el lugar donde nació el nuevo Mesías.” Esta frase del Evangelio ha despertado – desde un principio – la curiosidad en los creyentes y el afán de investigación en los estudiosos.
Hasta hace poco había acuerdo en general para coincidir en que los magos venidos de Oriente que menciona el Evangelio eran sacerdotes babilonios. Ha habido cierta coincidencia en que la referencia a magos procedentes del Oriente refiere a la Mesopotamia y, más precisamente, a la ciudad de Babilonia, donde es reconocida la existencia de una destacada casta de sacerdotes astrólogos.
Empero, el nuevo libro – “La infancia de Jesús” – del Papa Benedicto XVI afirma otra cosa. Dice que, según los textos sagrados – hace referencia al evangelista Mateo y al profeta Isaías – su procedencia no era otra que Tarsis – o Tartessos – un reino que los historiadores ubican en algún punto indeterminado entre las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla.