Andrés Gandía
Es relativamente conocido el hecho de que el insigne matemático, astrofísico, filósofo, escritor, etc. Isaac Newton(1643-1727) dedicó buena parte de los últimos años de su vida a estudios teóricamente esotéricos, pero basados en sus conocimientos y experiencia en matemáticas. De hecho, profetizó, en 1704, el fin del mundo en el año 2060, entre otras muchas cosas.
Este estudio se basó en la Biblia, concretamente en el libro de Daniel, y la cifraba en 1.260 años después de la refundación del sacro Imperio Romano llevada a cabo por Carlomagno, en el año 1.000.

Todo eso quedó escrito en unos legajos contenidos en un cofre que muchos años después de su muerte, concretamente en 1936, fue subastado, junto con su contenido y adquirido por un misterioso personaje que nadie sabía quién era en el momento de la subasta, pero que resultó ser el premio Nobel de Economía Jhon Maynard Keynes, uno de los padres de la Economía actual.
Claro que el interés de Keynes no estaba en los estudios “esotéricos”, sino en las teorías económicas, ya que Newton trabajó también en la Casa de la Moneda, logró suprimir las falsificaciones y estabilizar la moneda al establecer una reforma monetaria radical que resolvió la crisis financiera que existía en la época en su país.
Podríamos decir que Newton era un monetarista(quizá el primero), económicamente hablando, en contraposición a las teorías de Keynes que proponía la participación del Estado para compensar la falta de inversión privada durante los periodos de depresión garantizando la estabilidad económica.
De la exposición y estudios de esos legajos se ha podido saber qué contenían y la famosa profecía del año 2060.
Bien, pero últimamente nos ha estado preocupando el meteorito Apofis, que acaba de pasar relativamente cerca de la tierra, y que pasará más cerca en 2029 y, más todavía en 2036. La NASA dice que hay una probabilidad entre un millón de que en 2036 haya una colisión, pero nada se ha dicho de que al pasar tan cerca, se vean afectados los campos magnéticos terrestres y la propia fuerza de gravedad (curiosamente descubierta por Newton) modifique la órbita terrestre.
Pero vamos a suponer que en 2036 no pasa nada y el Apofis sigue su curso. Podríamos suponer asimismo que en otros dos periodos similares a los venideros habría sendas aproximaciones a la Tierra. Es decir, si en 2029, dentro de 17 años, y 2036, 7 años después, hay aproximaciones, puede que las vuelva a haber en 2053 y en…..¡2060!.
Ya se, es una mera casualidad, pero, ¡sólo faltan 48 años!.
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