Todos pensamos de los santos que son personas sagradas y calmadas. Pero la historia está llena de algunas personas increíbles y extrañas que llegaron a ser canonizadas.
Esta lista mira a 10 de los santos más brutales que han caminado sobre esta tierra, hombres y mujeres que no sólo vivieron vidas santas pero que también patearon traseros al mismo tiempo. Para aquellos de ustedes que no saben que es la santidad, aquí está un breve resumen antes de que comencemos la lista. Un santo es una persona que ha vivido una vida de virtud. Muchos santos de la Iglesia primitiva lo son por aclamación popular, en otras palabras, ellos eran tan famosos que simplemente eran conocidos como santos.
Pero desde comienzos del cristianismo, un santo era declarado asi por el Papa (o en el caso de los mártires, por el obispo local). Literalmente, el término santo se refiere a cualquier persona que está en el cielo y no sólo aquellas nombradas por la Iglesia. Pero ya no más detalles, aquí está una lista con 10 santos que usted no se quisiera encontrar en un callejón oscuro.
10 – San Francisco de Asís
Me imagino que usted no se esperaba a San Francisco en esta lista. San Francisco es mejor recordado en la cultura popular como el santo de los animales, el santo que podía hablar con los animales y calmar a las bestias salvajes. Aunque es verdad que hubieron muchos reportes de milagros que tenían que ver con animales en la vida de San Francisco, el es más reverenciado en la iglesia por su pobreza estricta, estigmas y esfuerzos por arreglar los problemas en la iglesia durante sus tiempos de crisis. Pero lo que la mayoría de personas no sabe (incluyendo a muchas personas religiosas) es que San Francisco era tan devoto en sus creencias que él se fue corriendo hasta Egipto en 1219 para convertirse en mártir, el esperaba convertir a muchos musulmanes y luego ser asesinado. Esa fue una esperanza que casi es realidad.
San Francisco fue recibido por el sultán Malek-el-Kamel, a quien él quería convertir y a quien le sugerío que sus estudiosos musulmanes pasaran una prueba con fuego para probar cual religión era la verdadera. Todos se negaron, así que San Francisco se ofreció a entrar a un pozo de fuego y, si él era capaz de salir de ahí sin ninguna herida, ellos tendrían que aceptar que Dios lo había protegido a él y que esta era por consiguiente la verdadera religión. El sultán rechazó su oferta pero quedó tan impresionado que le dio a San Francisco el permiso de predicar el cristianismo sin restricciones en sus tierras. Una concesión increíble considerando que este país estaba en medio de una guerra en contra de los cruzados del occidente. Este santo era definitivamente un hombre de acero.