La simbología oculta y magia en la tumba de Julio Verne

Por Jose Manuel García Bautista

Julio Verne pasa por ser, como él se definió, como “el más desconocido de los hombres”,  sin embargo Julio Verne es un revolucionario en sentido más imaginativo y literario de la palabra, un innovador y el padre de la llamada “literatura de anticipación”. Era un profundo conocedor de la Ciencia, ávido lector de las publicaciones que hablaban del “futuro” tecnológico más cercano y, por tanto, un personaje que estaba puntualmente informado de los avances, y posibles avances, de su época.

A lo largo de su extensa obra dejó buena muestra de esa capacidad de anticipación, si bien es verdad, que hay “aciertos” que jamás pudieron imaginar en su época y que sin embargo él reflejó en sus obras. José García, en Veritas-Boos nos cuenta lo siguiente de Julio Verne:

En el siglo XIX se adelanta a la ciencia “viajando” a la Luna, al centro de la Tierra y al mundo submarino. Sin ser un científico se adelanta a la invención del submarino, del helicóptero y a los viajes espaciales. Vislumbra cambios del futuro; anticipa que las potencias del siglo XX serían Estados Unidos, Rusia y China.

n Los 500 millones de la Begun habla del militarismo alemán, y en La asombrosa aventura de la misión Barsac adelanta los efectos del nazismo que usaría avances científicos para la aniquilación. Mucho antes de que se inventaran, profetiza con exactitud logros científicos del siglo XX (cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes en movimiento).

Su novela Cinco semanas en Globo (1869), da comienzo a su gran producción, por la que fue considerado padre de la ciencia-ficción. Por sus insólitas facultades proféticas llega a comparársele con Nostradamus. Suele decir: “Todo lo que un hombre es capaz de imaginar, otros lo realizarán”.

 El Nautilus (1870) muestra los primeros proyectos de máquinas submarinas, similares al primer submarino atómico construido en 1955. Las proyecciones de Orafnik se basan en el kinetoscopio. El Albatros de Robur hunde sus raíces en el helicóptero pionero. “Los hombres del siglo XXIX viven en modernas ciudades con largas vías, con altas casas de 300 metros de alto y bajo un cielo surcado por aerocars y aerómnibus. Las metrópolis albergan millones de habitantes; la gente cruza el Atlántico a través de veloces tubos neumáticos; en China se intenta restringir la natalidad; Inglaterra ha perdido sus posesiones”.

Habla de mundos conocidos y desconocidos con aventuras en el futuro e infinito. Anuncia el helicóptero, las bombas de fragmentación, el cine sonoro, los rascacielos, etc. Sus predicciones impresionan por su exactitud: En De la Tierra a la Luna, (1865) llama Columbiad al proyectil con humanos dirigido a Selene. 104 años después el módulo de la nave Apolo que completa la misión real tiene por nombre Columbia y un peso similar al señalado por él.

En esa novela, el seguimiento del proyectil se realiza desde un imaginario telescopio gigante con lente de 5 metros de diámetro, situado en las Montañas Rocosas, similares a las dimensiones y ubicación real del gran radiotelescopio de Monte Palomar. En la obra el viaje se realiza a 40.000 kms. en 97 horas. En la realidad, el Apolo XI viaja a 38.500 kms. en 102 horas. Todo lo que imaginó sucedió muchos años después: La nave real ameriza en un punto concreto del Océano Pacífico, a tan solo 4 kms. del imaginado por Verne un siglo antes.

Predice la creación del fax y del Internet. Habla de un sistema automático de comunicación a distancia; en 1863 anuncia un equivalente al actual correo electrónico. Con más de un siglo de antelación vaticina que las grandes ciudades del futuro estarán iluminadas por potentes luces eléctricas.

En París en el siglo XX, predice la existencia de un tren que recorrerá la capital francesa. Anticipó el vuelo experimental con perros en la investigación astronáutica. Imaginó el estado de ingravidez en el espacio exterior. En sus asombrosos relatos habla de buzos con escafandra; de un electroimán que anuncia el motor eléctrico; de una campana submarina que antecede al batiscafo; de pesca submarina; del aprovechamiento de la energía del mar; del automóvil; de rascacielos, etc.

Verne fue un pozo de ciencia, no cabe duda, pero también existe la creencia de que formó parte de alguna sociedad secreta de su época. Su atracción hacia los criptogramas se plasma en muchas de sus obras y hay quien encuentra un mundo oculto y esotérico incluso en los nombres de sus personajes.

¿Por qué quemó gran parte de su biblioteca criptográfica? ¿Encierra la tumba del autor un mensaje oculto? El escritor Juan José Benítez lo cree así en su libro “YO, JULIO VERNE” y hasta va más allá…En su lecho de muerte, el genial Verne se despidió con las palabras: “sed buenos” o “soy de una época en que todo ha ocurrido ya”…

Su tumba encierra un misterio críptico, un misterio que nos llega no escrito sobre el papel sino es la propia representación de su último lugar de descanso:

JULES VERNE .Né a Nantes Le 8 Fevrier 1828 Décedé a Amiens Le 24 Mars 1905.

El epitafio, por tanto, sólo se puso en la maqueta del monumento expuesto en 1907, pero no en la tumba. ¿Fue un error de Roze? Sin duda, no. Estaba íntimamente ligado a Verne como para errar de ese modo. Debía ser, por tanto, algo premeditado. Aplicando las equivalencias de letras y números ya vista, resulta un dígito final realizando la correspondiente reducción de todos los caracteres del epitafio que no se puso nunca: el dígito resultante es el 6. Y en la numerología el 6 representa al Hombre.

Un hombre con unas características de personalidad que corresponden con las de Verne, el hombre iniciado, el MASÓN, el CUBO. Causalmente, las coordenadas de Amiens son: 49º N 54´ y 2º E 18´ Si se suman los dígitos, resulta 33, símbolo del Grado Masónico, superior, cuya suma vuelve al 6.La fecha de la muerte de Verne fue el 24-3-1905 = 24= 66 + 6 + 6 = 18.- (RECORDEMOS 1818) = CUYA SUMA ES 9.JULES= 4= ALBERTVERNE= 1= ROZEJULES VERNE= 5= ALBERT ROZE.

Un segundo paso fue dar la vuelta a la situación. Si esas palabras llevaban a los números 1, 4 y 5, ¿qué letras correspondían a éstos si hacíamos la equivalencia a la inversa?4= D M V ¿déceder? ¿mort? ¿Verne?1= A J S ¿Albert? ¿Jules? ¿Sépulcre? 5= E N W ¿Este? ¿Norte? ¿Oeste? Se trataría de palabras que tendrían cierto sentido en el contexto de la tumba de Julio Verne. Incluso el este y el norte figuran en las coordenadas de Amiens. Sin embargo, quedaba por aclarar la alusión posible al oeste. El siguiente paso fue construir frases con cierto sentido y con esas palabras:

Albert Jules sepultura fallecido muerte Verne este norte oeste.
Albert Jules sepultura deciden muerte Verne este norte oeste.
Albert Jules sepultura deciden mágica Verne este norte oeste.
Albert jour sepultura deciden mágica veinte este norte oeste.
Albert jour sepultura deciden mágica veinte étè norte oeste.

El galimatías podría reducirse a una sepultura mágica, a un día mágico del verano. ¿Cuál es el día mágico del verano por definición? Sin duda, el del solsticio de verano, el 21 de junio que, por cierto, es el sexto mes del año.21 + 6 = 9 ¿Qué ocurre en la tumba de Julio Verne ese día del año?

En el solsticio de verano el Sol, al ponerse por el Oeste, choca frontalmente con la mano del Verne de mármol, rigurosamente colocada hacia el Poniente. Esto hace que se forme una sombra que cae sobre la inscripción de la tumba tapando solamente dos de los caracteres, los años de su nacimiento y de su muerte: 1828 y 1905. Siguiendo con la reducción numerológica, ¿a qué se reducen esos dígitos? Al número 7, puesto que todos ellos suman 34. Curiosamente, el número de palabras o conceptos de la tumba es de 16, lo que también suma 7. Y la vida de Verne fue de 77 años; es decir, dos veces 7. Es evidente que algo quería indicarnos Julio Verne con el número 7, máxime cuando si le sumamos a todos los dígitos de su año de nacimiento también resulta al final el 7:182877779605=16=7.Y si hacemos lo mismo pero sumando 7 de todos los dígitos del año de su muerte también nos resultará finalmente 7:190577779682=25=7.

El número 7 resultaba así la llave de entrada a un secreto verniano. Y era evidente que debía indicar algo que habría ocurrido en ese período. No podía ser después de 1905, puesto que Verne ya había muerto, pero sí sabemos que 7 años antes había quemado sus documentos más secretos y no sabemos la razón. El año en que todo eso ocurrió fue el 1898.

De modo que por un procedimiento típico del creador de Nemo y que se esconde en su propia tumba llegamos a algo que ocurrió ese año y que es su secreto más preciado. Además, y para colmo, el solsticio de verano de ese año tuvo lugar el día 20-6-1898= 34 =7. Y además, si sumamos a todo ello la hora exacta del solsticio de aquel día, que fue las 21 horas y 42 minutos, resulta el número 16= 7.Cada vez más casualidades numéricas. Pero, además, eso nos lleva a preguntarnos algo evidente. ¿Cómo pudo calcular todo eso Verne si no sabía la fecha de su muerte? ¿Cómo iba a saber que todas esas combinaciones iban a tener lugar y que su enigma iba a tener sentido?

Los restos de Julio Verne descansan en el cementerio de La Madeleine en la ciudad francesa de Amiens y contienen las claves del propio Julio Verne… Su tumba fue realizada por el escultor Albert Roze siguiendo un hilo esotérico, mágico, iniciático de gran astucia. En su tumba vemos grabada una rama de palmera que es el símbolo de la resurrección, es el “árbol de la vida” para los cabalistas y la inmortalidad, también los es para los cabalistas.

Encontramos una estrella de seis puntas sobre la palmera que significa la unión entre el fuego y el agua, la reconstrucción interior, lo que se llama “Shamaim”. Hay una cruz dentro de un círculo que es la “cuadratura del círculo”, el opus alquímico. Siguiendo nuestra revisión por la hermosa tumba de Verne (que significa “árbol”) vemos una rama de olivo que simboliza la Paz, y de la tierra, como saliendo de ella el medio cuerpo de un “resucitado” a cuya espalda salta una losa pentagonal…

Como una estrella de cinco puntas, con signo del Bien, del secreto, de la protección… La mano de esa figura que renace se alza al Oeste al igual que su rostro, al lugar del renacimiento, su mano derecha se apoya en la tierra, lugar al que pertenece, es como el símbolo entre lo material y lo espiritual. Un sudario cubre su cabeza y rodeando a la tumba mágica de Julio Verne siete árboles que lo protegen, siete árboles, un número mágico para una tumba mágica y cargada de secretos…

A Julio Verne se le relacionó con órdenes y sociedades secretas como la “Sociedad de la Niebla” o la “Golden Dawn” pero poco alcance tuvo en sus obras salvo, quizás, alguna referencia críptica.

Julio Verne falleció el 4 de Marzo de 1905 tras haber realizado una de las mayores antologías predictivas, otros de sus inventos descritos en papel fueron la televisión, los helicópteros, la radio… El gobierno francés le concedió la prestigiosa Legión de Honor pero para mucho siempre será nuestro compañero de viajes que nos hizo soñar con muchos inimaginables…

 © Jose Manuel García Bautista

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