Pablo Segundo Zárate asesinó a su pequeño hijo de 9 años. Estaba separado y había invitado a dormir al pequeño Héctor a su casa de Patagonia al 1.300. En medio de la noche le destrozó la cabeza con un gancho de carnicero. Dijo que había matado al “demonio”.
La policía encontró al niño con tres agujeros en la cabeza, pérdida de masa encefálica y 18 cortes en el cuerpo. Introduce la punta del gancho una y otra vez en el parietal izquierdo de su hijo. Se encuentra convencido de que está matando al “demonio”. Los gritos procedentes de la parte alta del barrio Jorge Newbery ponen al descubierto al asesino.
Pablo Segundo Zarate, alias “El Indio”, nació el 10 de junio de 1953 en Ricardo Rojas. Con 1,65 de estatura y un mentón fugitivo se convirtió el 7 de octubre de 1992 en el irascible padre que mató a su hijo alegando haberse enfrentado al diablo. Entre brujos que decía que le robaban la damajuana de vino y la aparición frente a él del supuesto demonio, Zárate esa medianoche le asestó tres golpes en el parietal izquierdo a Héctor, su hijo de 9 años, con un gancho de carnicero. El resultado, el peor. Le rompió el cráneo y le provocó pérdida de masa encefálica. El niño por la mañana murió, luego de ocho horas de agonía.
Zárate, adujo haber matado al demonio y estaba convencido de que el diablo había poseído a su hijo.
Ese 7 de octubre de hace casi 22 años Zárate regaba las plantas de su casa. Alternaba esa rutina con un vaso de vino desde las seis de la tarde. A veces a esa hora solía salir sin camisa y afilar su cuchillo sobre un hierro de su precaria vivienda de Patagonia al 1.300 del Jorge Newbery. Estaba separado desde hacía tres meses, pero vivía a metros de la casa donde residían su ex pareja y sus hijos. Su ocupación era albañil, aunque en los 60 había sido peón rural, y desde 1973 hasta 1988 gendarme del Escuadrón 38 de Río Mayo. Mientras que el servicio militar lo hizo en el Regimiento de Infantería 8 de Comodoro Rivadavia. Antes de ser obrero de la construcción, durante dos años se desempeñó también como empleado petrolero de la empresa Pérez Companc. Sigue leyendo