Por: Jesús García
Rutas: José David Flores, Jesús García y Jose Manuel García Bautista
En nuestra empresa, “Rutas de Misterio” no paramos nunca. Aunque parezca que estamos inactivos, constantemente estamos preparando nuevas visitas a lugares que, aunque ya hemos pisado, no significa por ello que la investigación se haya terminado. Ni mucho menos.
Todo el que se dedica a la investigación parapsicológica seria, sabe que usando las mismas premisas que cualquier otro científico en los campos de la ciencia que investigue, los resultados se ven con el paso del tiempo, que pueden ser incluso años. Y máxime cuando estamos tratando de averiguar la razón por la cual durante un instante, de forma caprichosa, puede romperse esa teórica barrera que mantienen las dimensiones debidamente delimitadas, separadas si queremos, y ocurre ese contacto entre un lado que pensamos está habitado aunque no podemos percibir con nuestros sentidos y éste, el que habitamos y pensamos que nos encontramos seguro ante una rigidez de normas que, tal y como demostramos a tenor de los resultados, no son tan rígidas.
Todo esto viene porque hay muchas preguntas que resolver todavía. Y a buen seguro una de las más realizadas es si todavía debemos pensar en que todos los fenómenos se circunscriben a la mente profunda del sujeto que “vive” ese fenómeno paranormal. Todavía, y aunque nuestros amigos y acompañantes no lo saben, por parte de los guías-investigadores que os acompañamos, intentamos obtener esos datos necesarios precisamente de la reacción y resultados que se obtienen, que el grupo obtiene, durante uno de los experimentos que realizamos cada noche de “Ruta Extrema”.
Y uno de los lugares que nos ha ofrecido más preguntas es, precisamente, el acuartelamiento abandonad que está situado en el término municipal de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), y al que corresponde este artículo basado en los resultados obtenidos tras la visita que se llevó a cabo la madrugada del pasado sábado. Esta es la crónica de una noche fría y muy oscura, en busca de las respuestas a las preguntas que nos martillean a veces nuestra conciencia: ¿hay algo más que no vemos, pero existe?
Parecía que jugaban con nosotros
Eso es lo que yo llegué a pensar desde el momento en que abandonamos el asfalto del camino que nos conducía hasta el lugar de destino. Una gran caravana de coches aparecía en el espejo retrovisor del mío, acompañado por David Flores, Erika Rocha y Mª Angeles Leiva. Cuando tuvimos que reducir la velocidad ante lo encrespado del camino rural, todo empezó a complicarse, como si algo o alguien no quería que accediéramos hasta el recinto que nos aguardaba. Había llovido esa tarde, pero no en la cantidad que hiciera pensar en un bloqueo de dicho camino, aunque sí nos encontramos con dificultades. Salvada la primera, un momento en el que el camino por un obstáculo se parte en dos, y decidido pasar por la izquierda, encaramos la segunda etapa. Un trecho corto, de un kilómetro y poco, que parecía ya ser totalmente accesible.
Decidimos encarar un camino algo más corto y, aunque con tierra, menos peligroso que la otra alternativa… Pero se frustró. Sin saber cómo, aquella tierra que cubría dicho camino parecía más revuelta de la cuenta, y por lo tanto, hacía que mi coche patinara. En un tramo bastante estrecho, y con gran habilidad demostrada por nuestros acompañantes (además de paciencia), tuvimos que volver hasta un lugar algo más abierto, y encarar el otro camino, que podría ser más arriesgado. Lo era, pero supimos sortear esos peligros y, finalmente, pudimos ver la tenue sombra de los tres edificios principales de aquel complejo militar. Llegamos a nuestro destino.
Preparando la noche
Nos dispusimos a preparar los grupos y las actividades que teníamos pensado realizar durante la larga noche que se nos presentaba, y ante el intenso frío que hacía en el exterior, decidimos usar una de las estancias-recibidor del edificio 1 para explicar tanto lo que haríamos en las próximas horas, como las curiosas historias del lugar que visitábamos. Lanzábamos un reto en base a unos resultados anteriores.
Durante una de las visitas efectuadas a dicho acuartelamiento, se obtuvieron unos resultados psicofónicos curiosos, que ya habían obtenido otros grupos de investigación e investigadores que habían visitado el lugar hace tiempo atrás. Uno de ellos, desconcertante, era la voz tenue de una niña, parecido al fenómeno que se da en el complejo hospitalario abandonado de San Pablo (Sevilla), o “Sanatorio de los muertos” como les gusta denominarlo al resto de mis compañeros. En la zona hospitalaria, donde también existe un colegio (todo ello abandonado hace años) vale… Pero, ¿en un complejo militar? Como se puede deducir por la propiedad de dichas estancias, comenzar una investigación histórica sobre la cual podamos obtener documentación para tratar de enlazar este hecho con otro ocurrido cuya protagonista pudiera ser una menor… se hace harto complicado. Asi que debemos recurrir a la ampliación de posibles resultados derivados de otras pruebas en imágenes o audio durante los experimentos que estamos llevando a cabo. Y ese era el primer reto: saber si alguien, durante la jornada, captaba alguna voz infantil o imagen voluble de una posible pequeña presencia.
Otro de los retos que planteábamos tiene como protagonista una presencia posiblemente femenina por la descripción que han dado los testigos que han podido verlo. Algunos atisban incluso a reconocer el pelo largo e, incluso, vestimentas propias de una mujer. Pero no hay (al menos que sean medianamente reconocibles) datos de audio que apoyen aun más este hecho paranormal. En cualquier caso, y como si de una “cacería” se tratara, comenzamos a distribuir a las personas en tres grupos, pertrechadas con cámaras, grabadoras y dispositivos móviles, los cuales visitarían en turnos los tres edificios principales ya descritos. Empezábamos a buscar no sólo los fenómenos descritos, la posible respuesta o razón de su presencia, sino cualquier otro que se pudiera captar, ya que en el lugar si se tienen referencias de muertes por suicidios, desapariciones, fenómeno OVNI e incluso huellas imposibles de reconocer.
Una vez realizada la división, empezamos la experiencia extrema, comenzamos la investigación paranormal. Aclarar una cuestión: las pruebas y experimentos que realizamos durante las rutas, son consideradas por nuestro protocolo de investigación como de nivel 1, o sea, una primera toma de contacto con el lugar objetivo de nuestras investigaciones. Previamente intentamos documentarnos sobre el sitio, pero esa fase es tan obvia que no la incluimos dentro de los protocolos propiamente dichos. Estamos preparando nuestras “Rutas VIP”, donde ya realizaremos actividades que encuadramos en los niveles 2 y 3 de una investigación paranormal.
La noche empieza algo fría
Sigue leyendo →
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...