Por José Manuel García Bautista.
*Más información en «Guía Secreta de Sevilla».
Parado al final de un frío pasillo se distingue una forma, una silueta que languidece en la noche, parece alguien que camina por uno de estos desvencijados pasillos entre trozos de ladrillos y escombros, pero no parece alterarse por esta circunstancia, es más, es ¡como si no le afectara! Y es que aquel ser tiene un aspecto famélico, un aspecto mortecino, un aspecto espectral… Gira la esquina y avanzamos hacia su posición, algo nos dice que tras este misterioso personaje se oculta algo muy especial, pero ¿qué puede ser? Tras llegar a aquella esquina tenemos encontrarnos y darnos de bruces con él pero… ¡Hay un muro! ¿No hay nadie? ¡¿Cómo puede ser?! ¡¿Por donde se ha ido?! No hay salida posible sólo aquella que dice que se ha marchado tras ese muro, atravesándolo, tras un muro que tapa un pasillo… Pero el cuerpo humano aún no cuenta, entre otra, con esas propiedades, ¿ante que nos encontramos? Tal vez ante eso que mucho llaman: fantasma.

Es una de las muchas experiencias vividas en un lugar al que llamamos desde hace un tiempo como “El Sanatorio de los Muertos” y no es que sea un sensacionalista título que le hemos dado, simplemente atiende a su función y a las muchas vivencias y testimonios que hemos ido recogiendo para esta revista sobre lo que en su interior sucede.
En las proximidades de Sevilla, en las inmediaciones de Sevilla-Este, se encuentra hoy el abandona y otro recinto de servicios hospitalarios de San Pablo, de carácter militar y hoy en el estado más puro y genuino de abandono. Su historia es casi tan apasionante como los hechos que años después se han descrito en su interior, hechos tan sorprendentes como inexplicables…
El “Sanatorio de los Muertos” es llamado así por los relatos que nos hablan de espectros y fantasmas que vagan por su interior, por el interior de unas instalaciones médico-sanitarias de notable alcance en la época pero pronta desubicación militar y es que fue construido bajo el régimen del general, y dictador, Francisco Franco, como fruto del beneplácito del gobierno para la instalación y ocupación de determinados recintos militares por parte del personal de la U.S. Army.
Franco aceptó que EE.UU. construyera bases militares a lo largo de la geografía española a cambio de “importantes” compensaciones económicas para España. Ello implicaba la militarización de nuestro suelo por parte de otra potencia militar, el “vender el alma” al diablo de la potencia emergente tras la IIª. Guerra Mundial y la posibilidad candente del tráfico de armamento nuclear por nuestro espacio aéreo y en nuestras bases, si bien esta última quedaría expresamente recogida en los acuerdos bilaterales entre España y Estados Unidos. Aunque muchos españoles seguían teniendo en mente la tragedia que podría haber sobrevenido en Palomares con la caída y posterior “recuperación” de aquellos ingenios nucleares. Otro de los peligros podría venir por parte de la Unión Soviética, aquella unión de España hacía y para los Estados Unidos ponía a esta piel de toro en el objetivo soviético. De hecho España se convirtió en un objetivo militar a consecuencia de todo esto.
Así el aeropuerto de San Pablo tendría también el “ala americana” y unas instalaciones que dentro de lo que otrora fuera un perímetro militar. Dentro de la influencia del mismo encontramos el viejo sanatorio, el viejo hospital, construido cuando en Sevilla se edificaba el imponente Hospital Universitario Virgen Macarena.
Como en cualquier hospital, disponía de numerosas habitaciones si bien no se contaron demasiados fallecimientos en su interior sin embargo su historia paranormal nos cuenta hechos diferentes, hechos inquietantes…
En la década de los 70 quedó en desuso y con las modificaciones del recinto aeroportuario de Sevilla quedó fuera del mismo y por consiguiente se ordenó su desalojo, así el Hospital San Pablo quedaba a merced del tiempo. El complejo consta de varios edificios más y este, en forma de + (cruz latina) es uno de esos lugares donde, en opinión de nuestros testigos, se manifiesta lo imposible…
Cuando el investigador se va acercando al lugar denota su estado de abandono con numerosas pintadas y grafittis, el interior no le va a la zaga y sigue la tónica de su lúgubre aspecto exterior. Destaca nada más entrar la presencia de varias estrellas, de pentagramas dibujados en rojo, uno sobre el suelo, algunos artilugios en su proximidades como una palangana con restos de un líquido parduzco (¿sangre?), botella de ron y plumas de ave, por los indicios es un lugar donde se podría haber practicado algún tipo de rito afrocaribeño o incluso ritualista. Además la palabra “Satán” se repite en varias de las leyendas pintadas sobre sus paredes, ello podría sugestionar más que ser una realidad, pero de ser cierto no deja de ser igualmente inquietante. Sigue leyendo →
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