Una de las más bellas leyendas sevillanas tiene como protagonista a Doña María Coronel, hija del copero del Rey Don Pedro I. El monarca mandó matar al padre y al esposo de Doña María y se enamoró locamente de ella. La viuda decidió retirarse a un convento, aunque según cuenta la historia, ello no impidió que Don Pedro (Justiciero para algunos y Cruel para otros) la persiguiera insistentemente.
Una de las versiones de la leyenda asegura que la desgraciada viuda, acosada por las visitas en persona al convento del propio rey, se derramó el aceite hirviendo de una de las sartenes de la cocina para desfigurarse el rostro y acabar así con las pretensiones Don Pedro.
El cuerpo incorrupto de Doña María Coronel reposa en el coro del Monasterio de Santa Inés, en la capital hispalense.
Fuente: ABC