Javier Sierra: «El virus que más me preocupa es el virus de la ignorancia»

El autor regresa con una novela que es un viaje y una carta que nos recuerda el origen de las pandemias y sugerentes teorías científicas

Autor: Jesús García Calero / ABC
Javier Sierra, con su nuevo libro «El mensaje de Pandora»

La pandemia nos ha puesto en un lugar que no esperábamos, ante una incertidumbre que habíamos olvidado. Y el confinamiento nos ha dado qué pensar. A alguien con la cultura de Javier Sierra (Teruel, 1971) le ha dado mucho que escribir. No es la primera pandemia ni será la última. Javier lo sabe bien y juntó mitos, historia y literatura científica. Sintió la urgencia de compartir esa visión del mundo con todos, en especial con los jóvenes. El resultado es «El mensaje de Pandora» (Planeta), una novela epistolar que se lee como un suspiro y nos lleva de viaje -real y metafórico- para estimular nuestra curiosidad y plantearnos preguntas relevantes, máxime ahora. Una joven recibe una carta que puede cambiar su vida…

«Estábamos en la fase 1, cuando tomé la decisión de que mi texto tendría que llegar de forma urgente al lector. Y no hay texto más urgente en todos los géneros narrativos que la carta, porque te apela», dice. Arys, la chica a la que se dirige este mensaje desde el futuro posible y el pasado remoto, es «una metáfora de la sociedad que, ante una amenaza global manifiesta, ha madurado. Nos hemos dado cuenta de que la muerte está a la vuelta de la esquina. Arys cumple 18 años, entra en el mundo adulto y recibe la carta, advirtiéndole».

-¿Cómo pensó rastrear así las teorías científicas tan sugestivas?

-Rescato algo que es ciencia pero está fuera del relato dominante: la panspermia. La idea de que la vida, y con ella los patógenos, viene de fuera de la Tierra y es connatural al universo. Esa idea la defienden premios Nobel y ya estaba en los mitos griegos.

-Le da la vuelta al mito de Pandora, la primera mujer que trajo las desgracias por su curiosidad…

-El relato dominante interpreta Pandora en clave patriarcal y misógina, la primera mujer es enviada a la Tierra con una caja que tenía prohibido abrir, y nada más llegar la abrió y con ello trajo las desgracias a la humanidad. Se parece mucho al relato de Eva en el Génesis. ¿Y si lo interpretamos como metáfora de la panspermia? Saliendo del relato dominante he encontrado una nueva clave de lectura de los mitos clásicos y eso es lo que ofrezco al lector.

-¿Hemos olvidado como leer mitos?

-Interpreto los mitos desde la perspectiva del narrador. Una mente de hace cinco o seis mil años que necesitaba transmitir una información a sus descendientes. Si lo convierte en un relato donde hay emociones, imágenes salvajes como Saturno devorando a sus hijos, es imposible que se olvide. Así se escribieron los relatos esenciales de la especie.

-Viaja a las primeras pandemias de la humanidad y coinciden con las pinturas rupestres. ¿Es casual?

-Es uno de los hallazgos para este libro, justo cuando empezamos con la ganadería y la agricultura, en el paso al neolítico, empezamos a construir imágenes de dioses que son mitad humanos mitad animales. La transmisión de los virus es un proceso de contacto del ser humano con animales. El ser humano vislumbraba que en la fusión humano- animal había algo poderoso, las deidades híbridas se producen cuando había población suficiente para ser infectada.

-Se demuestra que la humanidad siempre estuvo en peligro. Idea que los más jóvenes hallarán en su libro…

-Lo que le doy al lector es perspectiva, tal vez lo que debería estar haciendo el sistema educativo del mundo civilizado. Perdemos el gusto por las humanidades, la discusión. Creo que estamos amenazados y donde puedo combatir eso es en mi literatura devolviendo al lector el gozo por descubrir cosas.

-¿Es una mascarilla contra el virus de las mentes cerradas?

-El virus que más me preocupa no es la Covid-19, sino el virus de la ignorancia. Constantemente nos ataca, el último ataque es lo que está ocurriendo con las estatuas. Detrás hay una ignorancia absoluta sobre lo que es la historia y estos personajes que construyeron el mundo que hoy tenemos. Ese es un virus peligroso, que nos lleva a tomar decisiones erróneas. Hablamos de mejorar sistemas sanitarios públicos, pero también lo necesita la educación o la civilización colapsará por culpa del virus de la ignorancia.

-Los libros no están de moda…

-El libro te hace libre, puedes detenerte a pensar e incluso a contestar. En el libro hay una crítica del dogma. No creamos que son cosa de la edad media. Siguen estando aquí, aunque no tanto en la religión. El gran reservorio de dogmas ahora es la política.

-¿Le gustaría que alguien responda a su carta?

-¡Claro!, pero tendría que ser por carta, una Arys, alguien de esta generación joven que respondiera al mundo con sus planes para este mundo que heredan. Ojalá hubiera alguien que respondiera.

-¿Se inspiró en otros libros epistolares, o cómo llegó a la idea de la carta?

-No, acudí a mi propio archivo. Guardo en cajas todas las cartas que recibí en mi infancia y adolescencia. Luego ya empiezas a recibir cartas de banco y ya no las guardas. Mi padre era cartero y podía franquear con un «Sierra-Correos» y el matasellos. Mandé cartas al observatorio astronómico del Vaticano, preguntando si tenían información sobre la vida extraterrestre. Me contestaron. Mandé cartas al presidente Felipe González, preguntándole si algún día iban a liberar los archivos secretos sobre OVNIS. Me contestaron. A la Nasa y me contestaron mandándome fotografías y materiales maravillosos que cuando los recibes con 11 o 12 años te cambian la vida.

-¿Y qué lección sacó aquel niño?

-Descubrí que el que pregunta recibe respuestas, y esa es la esencia del que escribe una carta. El que no pregunta no recibe nada. Escribir es parte intrínseca del proceso de aprender, del conocimiento.

Deja un comentario