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El pasado fin de semana nos sorprendía, especialmente a los amigos del misterio, una noticia. Un científico decía haber resuelto el misterio del Triángulo de las Bermudas, ese lugar del océano Atlántico donde se supone que cientos de aviones y barcos han desaparecido desde hace décadas de extraña manera.

Miami, San Juan de Puerto Rico y Bermudas
Ajustémonos a los hechos. El Triángulo de las Bermudas es uno de los millones de triángulos que podríamos trazar en los océanos uniendo islas y costas. Es verdad que éste es triángulo es casi equilátero. Sus vértices serían Miami (Florida), San Juan de Puerto Rico y las islas Bermudas. Al unir estos tres puntos se forma un triángulo de unos 1.600 a 1.800 kilómetros de lado, y una superficie aproximada de 1 millón de km².
La costa de las Carolinas, al norte de Florida, ya era conocida como «El cementerio del Atlántico», por los numerosos naufragios
Históricamente ha sido una zona de mucha navegación. Y se explica porque cuando los barcos dependían más de los elementos naturales para avanzar había que buscar las corrientes y los vientos favorables. Así, los barcos que iban desde América hacia Europa pasaban por este triángulo para aprovechar los vientos dominantes y la corriente del Golfo (un movimiento superficial de las aguas del océano).

Ocurre, sin embargo, que la corriente del Golfo trae también un tiempo muy inestable, incluidos huracanes y grandes olas. Así que ya tenemos los tres elementos mencionados por el científico australiano: mucho tráfico, tiempo inestable y a veces complicado, y los errores humanos (que van siempre con nosotros).
«No hay evidencia de que las desapariciones misteriosas ocurran con mayor frecuencia en el Triángulo de las Bermudas que en otra área grande y transitada del océano»
En realidad ya lo dijo hace años la Agencia Meteorológica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés). Citaba esas tres razones expuestas para explicar la mayor parte de las desapariciones de aviones y barcos. Era enero de 2010.
«No hay evidencia de que las desapariciones misteriosas ocurran con mayor frecuencia en el Triángulo de las Bermudas que en cualquier otra área grande y transitada del océano», concluía la NOAA en aquel texto. Pero seguramente con este triángulo ha pasado como con aquel aserto del mal periodismo: «No dejes que la realidad te estropee un buen titular».
Datos manipulados y ganas de crear una leyenda
Porque el triángulo más famoso de los mares es, o ha sido, un gran negocio. El término lo crearon varios escritores que publicaron en los años 50 artículos acerca de la presunta peligrosidad de la zona. El primero fue el periodista Edward Van Winkle Jones. Escribió sobre las desapariciones de barcos, botes y aviones en la zona de las Bahamas, a las que califico de «misteriosas». Dos años después en una revista ya hablaban de «extrañas desapariciones marinas».
Pero no es hasta 1964 cuando alguien inventa el término Triángulo de las Bermudas. Se le ocurrió al escritor Vincent Gaddis, que intuyó que inventando el nombre y la leyenda se podrían vender bastantes libros. En 1965 publicó el libro Invisible horizons: true mysteries of the sea (‘Horizontes invisibles: los verdaderos misterios del mar’), donde ya delimitaba el triángulo, que calificaba de «mortal».
El relevo lo tomó Charles Berlitz, un escritor norteamericano de… ciencia ficción (y luego de todo tipo de fenómenos paranormales). Retomó la teoría de Gaddis y recopiló casos de desapariciones de barcos y aviones en el Triángulo de las Bermudas. Utilizó datos al parecer bastante manipulados, como un año después demostró Lawrence Kusche, un bibliotecario de la Universidad Estatal de Arizona, en su libro The Bermuda Triangle Mystery: Solved.
Con todo ello Berlitz compuso un libro que publicó en 1974. Para qué darle más vueltas: lo tituló El Triángulo de las Bermudas y fue un superventas (vendió más de 20 millones de ejemplares). Enumeró decenas de incidentes, desde 1846 hasta 1972. Incluyó desapariciones, barcos a la deriva, hundimientos (con testigos) o colisiones. En su favor sí puede decirse que nunca utilizó argumentos paranormales para explicar los sucesos.
Las desapariciones más famosas
USS Cyclops (1918)
Era el barco más grande de la Marina de los Estados Unidos y transportaba 11.000 toneladas de mineral de manganeso. Desapareció sin dejar rastro en algún momento después del 4 de marzo de 1918, entre las Indias Occidentales y Baltimore con 306 personas a bordo. Aunque las propias autoridades navales de EE UU calificaron lo sucedido como «extraño», una falla estructural por la sobrecarga de mineral se entiende como causa más probable de hundimiento.
Vuelo 19 (1945)
El 5 de diciembre de 1945 un escuadrón de bombarderos TBM Avenger de la Marina de EE UU que había partido de la base aérea de Florida desapareció cuando practicaban un entrenamiento de rutina. Se trataba de pilotos nuevos, sin experiencia, excepto el jefe de la escuadrilla, quien sin embargo no había volado nunca en esa zona. La explicación más plausible es que se desorientaron y se internaron en mar abierto, más allá de las Bahamas, donde cayeron por falta de combustible.
Douglas DC-3 (1948)
El 28 de diciembre de 1948, un avión Douglas DC-3, número NC16002, desapareció en un vuelo desde San Juan, Puerto Rico, a Miami. Nunca se encontraron rastros del avión, o las 32 personas a bordo.
Connemara IV (1955)
Un yate de placer fue encontrado a la deriva en el Atlántico sur de Bermudas el 26 de septiembre de 1955. Aquel año, el huracán Ione pasó cerca del triángulo entre el 14 y el 18 de septiembre.
SS Marine Sulphur Queen (1963)
Era un inmenso buque de carga que transportaba enormes cantidades azufre fundido. Había partido el 2 de febrero de 1963 de Beaumont (Texas) con 39 tripulantes. Todos desaparecieron en la costa sur de Florida. En la búsqueda posterior se hallaron fragmentos del barco y algunos salvavidas.
Avioneta MU-2B (2017)
El aparato despegó de Puerto Rico el 15 de mayo de 2017 con rumbo a Florida con cinco personas a bordo. La avioneta desapareció cuando superó los 7.000 metros de altitud y sin que hubiera indicios de condiciones meteorológicas adversas. Se encontraron restos de la avioneta pero no de los pasajeros ni del piloto.