
Para sentir miedo… PÁSALO DE MIEDO
Rutas de la semana del 18 y 19 de noviembre
Con Jose Manuel García Bautista















Muchas personas, cuando se quedan en el silencio de su habitación durante la noche, escuchan un sonido que puede ser frecuente y repetitivo, como si de unas canicas golpeando las paredes se tratase.
El golpe de ariete o pulso de Zhukowski es el efecto que se produce cuando se cierra repentinamente un grifo o una válvula, por ejemplo, cuando la lavadora deja de coger agua o el lavavajillas deja de funcionar.
Todas esas situaciones hacen que este sonido sea muy común, aunque se suele escuchar siempre por la noche, básicamente, porque es cuando está todo en silencio.
En principio, no es peligroso que se produzca este fenómeno, aunque en ciertas ocasiones, el aumento de presión sí que puede llegar a ser peligroso. De hecho, es el principal causante de averías en tuberías e instalaciones hidráulicas.
Por definición, la Ciencia nunca se está quieta y no deja de hacerse preguntas. Sobre el origen del Universo, hasta ahora hemos aceptado lo que nos han dicho los científicos -que lo entendiéramos ya es otra cosa- que todo nació con el Big Bang: el tiempo, el espacio, el vacío, la galaxias, la física, la química, la vida…
Esa inflación cósmica es lo que ahora ponen en duda los científicos Sunny Vagnozzi -que fue profesor del Instituto Kavli de Cosmología de Cambridge y ahora lo es de la Universidad de Trento- y Avi Loeb -profesor de la Universidad de Harvard-.
En un estudio que se publica en The Astrophysical Journal Letters, los dos investigadores afirman que existe una señal clara e inequívoca en el cosmos que podría eliminar la inflación como posibilidad. Se refieren al fondo de gravitones primordiales (ahora vemos qué son) y a partir de ellos proponen su teoría del Big Bounce (rebote), que sugiere que existía un cosmos previamente contraído al Big Bang.
Vagnozzi sitúa el contexto de su aportación: «La gran flexibilidad que muestran los posibles modelos de inflación cósmica, que abarcan un paisaje ilimitado de resultados cosmológicos, hace temer que la inflación cósmica no sea falsable, incluso si se pueden descartar modelos inflacionarios individuales. ¿Es posible, en principio, poner a prueba la inflación cósmica de forma independiente del modelo?».
Para entender al astrofísico, hay que aclarar lo de «falsable». La falsabilidad -también llamada refutabilidad- es la capacidad de una teoría o hipótesis de ser sometida a potenciales pruebas que la contradigan. Se trata de un pilar del método científico. El problema del Big Bang es que no puede ser refutado, explica la Universidad de Cambridge en un comunicado.
El problema del ‘Big Bang’ es que no puede ser refutado, no puede ser sometido a potenciales pruebas que lo contradigan
En 2013, muchos investigadores creyeron haber encontrado la confirmación de la inflación cósmica cuando el satélite Planck publicó sus primeras mediciones del fondo cósmico de microondas (CMB), que es considerada la luz más antigua del universo. Los mapas del Planck representan el momento más temprano del universo que podemos «ver», 100 millones de años antes de que se formaran las primeras estrellas. No podemos ver más allá.
«Sin embargo, algunos de nosotros argumentamos que los resultados podrían estar mostrando justo lo contrario de la inflación cósmica«, comenta Avi Loeb, coautor del estudio. Junto a otros, este astrofísico de Harvard argumentó que los resultados del Planck mostraban que la inflación planteaba más rompecabezas de los que resolvía y que era momento de considerar nuevas ideas sobre el inicio del universo.
Loeb se explica: «El borde real del universo observable se encuentra a la distancia que cualquier señal podría haber viajado al límite de la velocidad de la luz durante los 13.800 millones de años transcurridos desde el nacimiento del Universo. Como resultado de la expansión del universo, este límite se encuentra actualmente a 46.500 millones de años luz«.
Para retroceder aún más en el tiempo del Universo proponen rastrear no los neutrinos sino los gravitones
Y prosigue: «Es como una excavación arqueológica centrada en nosotros: cuanto más profundizamos, más temprana es la capa de historia cósmica que descubrimos, hasta llegar al Big Bang que representa nuestro horizonte final. Lo que hay más allá del horizonte es desconocido».
Para saber más sobre los inicios del universo, los astrofísicos estudian las partículas casi sin peso conocidas como neutrinos, que son las más abundantes que tienen masa en el universo. Los neutrinos vienen viajando libremente sin dispersarse desde aproximadamente un segundo después del Big Bang.
Vagnozzi y Loeb afirman que se puede retroceder aún más en el tiempo si rastreamos los gravitones. Se trata de una partícula elemental hipotética -como el famoso bosón- que media la fuerza de la gravedad en la mayoría de los modelos cuánticos.
De la mano de esos gravitones, Vagnozzi y Loeb proponen su idea sobre los inicios del universo. Es su teoría del Big Bounce (rebote), que plantea que todo podría haber comenzado no con una explosión, sino con un rebote de un cosmos previamente contraído.
Según sus autores, el Big Bounce’ se puede refutar, aunque reconocen que supondría un enorme desafío técnico y científico
Su teoría, aseguran, sí es falsable, o sea, sí se puede refutar (ser sometida a pruebas). Los dos astrofísicos proponen un experimento para detectar el fondo de gravitones primordiales y poder así demostrar que el Big Bounce sí fue el comienzo de todo. No obstante, reconocen que hacerlo supondría un enorme desafío técnico y científico.
Se trataría de detectar un fondo de ondas gravitacionales de alta frecuencia con un pico en frecuencias de alrededor de 100 GHz. Hoy en día, explican Vagnozzi y Loeb, sería muy difícil de detectar y requeriría enormes avances tecnológicos en la tecnología de giroscopios e imanes superconductores. En el futuro, aceptan, esa señal que podría refutar su teoría del Big Bounce sí estaría a nuestro alcance.
Esta semana, la empresa internacional Unilever ha comunicado la retirada del mercado de una serie de champús que contenían benceno, ya que esta sustancia puede causar problemas de salud en humanos.
El benceno es un cancerígeno humano, por lo que su exposición puede aumentar el riesgo de padecer leucemia y otras enfermedades relacionadas con la sangre, por eso puede ser peligrosa para los humanos.
Aunque tras la erupción de un volcán o mediante productos contaminados, como es el mencionado caso de los champús, una persona puede estar expuesta al benceno, lo cierto es que hay otras formas posibles y más comunes de exponerse a esta sustancia nociva.
Igualmente, el benceno puede encontrarse en colas de pegar, adhesivos, productos de limpieza y productos para quitar pintura, entre otras cosas, aunque esta exposición es menor y menos habitual. Lo mismo sucede con las personas que trabajan en la industria que produce o usa benceno.
«El aire exterior contiene niveles bajos de benceno proveniente del humo secundario del tabaco, los vapores de la gasolina, los gases de vehículos motorizados y las emisiones industriales», concreta el NCI.
La plataforma de criptomonedas FTX se desplomaba y declaraba la semana pasada en bancarrota, lo que supone una situación de gran inestabilidad, otra vez, en el mercado de las criptodivisas. FTX estaba valorada en 32.000 millones de dólares, pero en estos últimos días entró en colapso por la pérdida de liquidez.
Tras el desplome el pasado viernes de FTX, las divisas más importantes del mercado, bitcoin y Ethereum, volvían a registrar importantes pérdidas. Detalladamente, el bitcoin caía un 3,7% y se vendía a aproximadamente 16.900 dólares, mientras que Ethereum caía un 5,04% y cotizaba a 1.255 dólares.
El informe de BofA estudia los datos históricos del mercado para comprobar cuáles han sido las caídas más notorias y, de hecho, ha superado la burbuja de las ‘puntocom’, recoge el citado diario económico. Tanto es así que el bitcoin la semana pasada alcanzaba su valor más bajo desde finales del año 2020 y en tan solo un año ha caído más de un 70%. Entonces, sus máximos históricos se encontraban rozando los 70.000 dólares.
Como detallan en ‘Diario Bitcoin’, es destacable que las principales criptomonedas del mercado también han registrado fuertes caídas en la última semana.
Una caída que arrastra al resto de criptodivisas, al ser la referente. «Monedas como Ethereum (ETH), BNB, XRP, Dogecoin (DOGE), Cardano (ADA), Polygon (MATIC), Polkadot (DOT), Shiba Inu (SHIB), TRON (TRX) registran pérdidas comprendidas entre un 18% y 30% en los últimos siete días, siendo más pronunciado el caso de Solana (SOL) la cual cayó en más de un 60% durante este mismo período», detalla.