¿Una pandemia de risa? Qué ocurrió realmente en Kashasha en 1962

Un día de enero, tres alumnas de una escuela de lo que hoy es Tanzania comenzaron a reír histéricamente. Pronto, toda la región las imitó, sin poder parar de hacerlo

Foto: Dos mujeres Masai con su traje tradicional hablando entre ellas en Tanzania (Fuente: iStock)
Dos mujeres Masai con su traje tradicional hablando entre ellas en Tanzania (Fuente: iStock)

Hemos vivido el COVID, y ahora es probable que pasemos toda nuestra vida más conscientes de lo que es una pandemia. Un suceso tan dramático a nivel global no sucedía desde principios del siglo XX, y, sin embargo, sabemos por los libros de historia que las pandemias han acechado al hombre desde el principio de los tiempos, mermándolo y reduciendo a su población.

«No solamente eran pocos los que curaban, sino que casi todos antes del tercer día de la aparición de las señales antes dichas, quien antes, quien después, y la mayoría sin fiebre alguna u otro accidente, morían», contaba Bocaccio en el ‘Decamerón’. «Como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la universidad», contaba Josep Pla en ‘El cuaderno gris’, y Albert Camus también hace una referencia a la enfermedad en ‘La peste’: «Todo aquel tiempo fue como un largo sueño. La ciudad estaba llena de dormidos despiertos que no se escapaban realmente a su suerte».

Sin embargo, aunque conocemos de sobra las pandemias más famosas que han asolado a la humanidad, algunas de fuerte componente psicológico se escapan de nuestro entendimiento. Así, por ejemplo, una mañana de julio de 1518, una mujer conocida como Frau Troffea comenzó a bailar descontroladamente por las calles de Estrasburgo, en el Sacro Imperio Romano Germánico, al noroeste de Francia. La mujer no podía parar y continuó su incontenible danza durante más de cuatro días, hasta que falleció. Desde que empezó a moverse sin control, decenas de personas se fueron uniendo a un baile sin descanso, que llevó a la mayoría de ellos a la muerte como consecuencia de infartos, derrames y agotamiento.
No fue la primera vez que pasaba ni tampoco sería la última. La coreomanía fue un fenómeno social que se produjo principalmente en los países centroeuropeos entre los siglos XIV y XVII. Algunos textos hablan de un grupo de niños que en 1237 viajaban desde Erfurt a Arnstadt y lo hicieron saltando y bailando durante todo el camino, lo que recuerda irremediablemente a la leyenda del flautista de Hamelin. También en 1418 en Estrasburgo, en 1428 en Schaffhausen (un monje bailó hasta la muerte) y Zúrich o en 1536 en Basilea con la participación de otro grupo de niños. Las explicaciones que se han dado al respecto han sido muchas y muy variadas, desde enfermedades como la epilepsia o el tifus a envenenamientos (fuego de San Antonio, provocado por cornezuelo, un hongo, que producía convulsiones y alucinaciones), escenificaciones o incluso los primeros casos de histeria colectiva.

El resto de la escuela empezó a contagiarse de este efecto, y 95 de las 159 asistentes del colegio también rieron histéricamente, 16 horas seguidas en los casos más graves.

Y hablando de histeria colectiva, no sería la primera vez que se produce una pandemia de curiosas características. Un 30 de enero de 1962, en una escuela secundaria para niñas en el pueblo de Kashasha (en lo que hoy es Tanzania) sucedió un extraño suceso que obligó al centro a cerrar dos meses después, para evitar la extraña enfermedad que se propagaba entre las alumnas, que tenían entre 12 y 18 años y dormían juntas en sus dormitorios.
Aquel día, tres alumnas comenzaron a comportarse de manera un tanto extraña, bromeando y riéndose. Pronto, esa risa mutó en algo más raro, y no podían parar de reír histéricamente. Sin saber muy bien cómo, el resto de la escuela empezó a contagiarse de este efecto, y al poco tiempo 95 de las 159 asistentes al colegio tampoco podían parar de reír, durante 16 horas seguidas en los casos más graves. Fue una pandemia de la risa de la que todavía no hay una explicación clara, igual que sucedió con los brotes de coreomanía de la Edad Media. En esta ocasión, la epidemia se prolongó varios meses, afectó a cientos de personas y se vieron obligadas a cerrar 14 escuelas.
Un reciente artículo publicado en ‘Psychology Today‘ quiere indagar si realmente los humanos somos tan sugestionables como para que, psicológicamente, pueda ‘contagiarse’ así una risa. Algunos autores, como Christian Hempelmann en 2003, que estudió el caso, indican que la epidemia no fue (como pudiera quizá suponerse) feliz en ningún modo para quienes sufrieron los ataques de risa incontrolables: las personas mostraban signos de ansiedad, síntomas respiratorios, desmayos, erupciones cutáneos y llanto. Hempelmann conceptualizó el fenómeno como una enfermedad psicógena masiva impulsada por el estrés, aunque queda poca evidencia publicada que respalde esa idea porque la epidemia fue única y no hay evidencia que lo corrobore.

Otros autores sugieren que, efectivamente, la risa es contagiosa y por ello lasrisas enlatadassirven para invitar a las personas que ven determinados programas a reír. Tanto la explicación del contagio como la noción de enfermedad psicógena masiva son teóricamente compatibles, aunque la idea de una enfermedad psicogénica masiva parece sugerir que, de alguna manera debido a la histeria colectiva, uno no tiene control de sus acciones.

Tanto la explicación del contagio como la noción de enfermedad psicógena masiva son teóricamente compatibles

De nuevo, como sucedía con la coreomanía, al no haber encontrado los médicos nada remarcable o algún síntoma de enfermedad más allá de lo psicológico, es difícil discernir si la epidemia de la risa estuvo marcada por una especie de hechizo de histeria colectiva, si se rieron porque querían o si los hechos se ajustaban a la definición de pandemia. De cualquier manera, es interesante considerar lo que tales eventos en la historia humana pueden enseñarnos sobre la psicología actual. La lección más importante es que los humanos son criaturas sociales que pueden ser fácilmente influenciados por las acciones de otras personas y que lo que conocemos por pandemia a veces tiene unos significados más complejos y oscuros que lo que se refiere a la simple enfermedad física.

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Los idiomas perdidos de Egipto: el hallazgo que revoluciona la arqueología

En el monasterio de Santa Catalina, a los pies del Monte Sinaí, los investigadores han descubierto textos ocultos para el ojo humano en los papiros que guarda su biblioteca

Foto: Uno de los volúmenes analizados. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)
Uno de los volúmenes analizados. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)

En una época en la que se habla del espacio y el fondo marino como las únicas fronteras que quedan por explorar, todo parece descubierto. El tiempo de los Livingstone, Carter y Lloyd hace mucho que quedó atrás. Sin embargo, la arqueología se las arregla para seguir surtiéndonos de hallazgos inesperados, incluso en zonas conocidas y hasta turísticas.

En el lugar en el que se cree que Moisés vio la zarza ardiente del famoso pasaje del Antiguo Testamento (Éxodo 3) se erigió el monasterio de Santa Catalina (o de la Transfiguración). Fue construido por orden del emperador Justiniano I en el siglo VI y pronto se convirtió en un lugar sagrado y de peregrinación para las tres grandes religiones monoteístas. Desde entonces, ha estado en uso ininterrumpidamente y recibe miles de visitantes cada año. Y, con todo, todavía encierra misterios por desvelar.

Ahora aplicamos nuevas técnicas para hallar los manuscritos que han estado todo este tiempo bajo nuestras narices

Situado en la boca de un cañón de complicado acceso a los pies del Monte Sinaí, en Egipto, se trata de una de las iglesias cristianas más antiguas que se conservan. Además de la capilla, la joya del monasterio quizá sea su biblioteca, pues cuenta con la segunda colección de códices y manuscritos más extensa del mundo, solo superada por la vaticana. Fue durante las labores de restauración y digitalización del archivo cuando los científicos demostraron que la arqueología todavía tiene mucho por destapar.

«Las voces perdidas de la historia»

Entre los 6.000 textos griegos, romanos, coptos, árabes, hebreos, armenios, sirios y etíopes, dieron con una auténtica ventana al pasado: vestigios de idiomas, incluido el extinto caucaso-albanés, que llevaban en el olvido desde la Edad Media. Al parecer, los monjes los escribieron sobre pergaminos, pero luego fueron borrados y empleados para transcribir la Biblia en idiomas más modernos, algo corriente en la época debido a la escasez del papiro. Cuando el material se considera más valioso que lo escrito en él, no tenían ningún problema en reutilizarlo.

placeholderMonasterio de Santa Catalina, Egipto. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)
Monasterio de Santa Catalina, Egipto. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)

Para dar con los documentos originales, los investigadores sacaron fotografías desde diferentes ángulos y espectros de luz, y las emparejaron a través de un algoritmo informático. Se trata de un método parecido a cuando se descubren los primeros trazos en un cuadro. La técnica ha sido ensalzada como la puerta hacia la “nueva edad de oro de los descubrimientos” y sus creadores aseguran que les permitirá dar con otros muchos textos ocultos, llamados palimpsestos, para el ojo humano. Hasta ahora, se sabía que algo así podría existir, pero sus secretos se daban por perdidos.

La biblioteca cuenta con la segunda colección de códices y manuscritos más extensa del mundo, solo superada por la vaticana.

“En el siglo XX se descubrieron pergaminos en cuevas. En el XXI aplicamos nuevas técnicas para hallar los que han estado todo este tiempo bajo nuestras narices”, explica Michael Phelps, director ejecutivo de la Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos, la organización encargada de restaurar el archivo, al diario ‘The Times’. Además de los últimos textos, se han revelado cuatro recetas médicas, una de las cuales de atribuye a Hipócrates, conocido por el juramento que lleva su nombre. La técnica, esperan, quizá pueda revelar textos que se han buscado durante siglos, como las obras perdidas de Aristóteles. “Recuperamos las voces perdidas de nuestra historia”, resume Phelps.

placeholderTextos revelados. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)
Textos revelados. (Biblioteca Electrónica de los Primeros Manuscritos)

El extenso patrimonio que atesora Santa Catalina ha llamado la atención de científicos, historiadores y viajeros desde siempre, sobre todo desde el XIX, y aun así todavía se encuentran artefactos, textos y ornamentos que ponen patas arriba al mundo de la arqueología. Los investigadores esperan, por tanto, que esta nueva era de los descubrimientos no se vea truncada por la amenaza yihadista (sobre todo del grupo local Wilayat Sina) que impera en la zona, y que puedan seguir revelando los vestigios de un pasado ya olvidado.

Un puzle planteado hace 2.500 años ya tiene respuesta gracias a un estudiante

Un estudiante ha conseguido descifrar por fin los miles de pasos de un texto antiguo que lleva muchos años siendo un quebradero de cabeza para los expertos

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

El sánscrito tiene la particularidad y el increíble honor de ser uno de los primeros idiomas documentados del mundo antiguo. Hace miles de años, un hombre que vivía en lo que ahora es la India escribió todas sus pautas gramaticales: su nombre era a Pāṇini, y se supone que sus 4000 sūtras o reglas gramaticales funcionan como un algoritmo que puede generar palabras gramaticalmente correctas a partir de una base y un sufijo, informa ‘Science Alert’

Durante siglos, los lingüistas han intentado reconstruir este puzle del lenguaje utilizando los miles de pasos descritos por Pāṇini en su texto (el Aṣṭādhyāyī), pero nunca había funcionado, hasta ahora.

Hace miles de años, un hombre que vivía en lo que ahora es la India escribió todas las pautas gramaticales del sánscrito

Un estudiante de doctorado de la Universidad de Cambridge, Rishi Rajpopat, cree que finalmente ha descifrado el antiguo rompecabezas, y su solución es impresionantemente simple. La inspiración le llegó después de nueve meses tratando de resolver ‘el problema Pāṇini’ para su tesis doctoral. «Estaba a punto de renunciar porque no llegaba a ninguna parte», aseguró. Pero luego un profesor suyo le recordó algo que no había pensado: si la solución es complicada, probablemente estás equivocado.

«Cerré los libros durante un mes y pasé el verano yendo en bici, cocinando, rezando y meditando», apunta. «Después volví al trabajo un poco a regañadientes y de pronto todo comenzó a tener sentido». Habían pasado dos años. Lo que ha hecho Rajpopat es, simplemente, resolver en qué dirección debe ‘girar el interruptor’. Otros eruditos habían argumentado que si dos reglas de igual fuerza se enfrentan, gana la que se enumera más adelante en el texto de Pāṇini. Pero Rajpopat piensa que esta es una interpretación incorrecta.

El lingüista argumenta que si dos reglas están en desacuerdo, la regla que se aplica al lado derecho de una palabra (el sufijo) debería prevalecer sobre las reglas que se aplican al lado izquierdo de la palabra (la raíz). Cuando Rajpopat probó palabras en sánscrito en esta versión, funcionó: produjo palabras gramaticalmente correctas casi sin excepciones.
Si dos reglas están en desacuerdo, la regla que se aplica al lado derecho de una palabra (el sufijo) debería prevalecer sobre las reglas que se aplican al lado izquierdo de la palabra (la raíz).
Rajpopat argumenta en su tesis que «Pāṇini tenía la intención de que Aṣṭādhyāyī se interpretara linealmente y como una máquina gramatical cerrada». Su trabajo muestra que la máquina es autosuficiente y puede funcionar con sus propias metarreglas sin la necesidad de que los académicos agreguen relleno para las excepciones. «El autor tenía una mente extraordinaria y construyó una máquina sin igual en la historia humana. Él no esperaba que agregáramos nuevas ideas a sus reglas. Cuanto más jugueteamos con la gramática de Pāṇini, más nos elude».
Durante años, los científicos han tratado de crear un programa de ordenador usando las reglas de Pāṇini, pero con poco éxito. El descubrimiento de Rajpopat podría ser la clave para que estos intentos finalmente funcionen. El sánscrito es el idioma sagrado del hinduismo y comparte un pariente común con el latín clásico. Comprender cómo está estructurado puede ayudar a los expertos no solo a leer documentos históricos importantes con mayor precisión, sino que también podría revelar información crucial sobre los fundamentos del lenguaje humano en sí.

Por qué hasta las personas racionales creen en teorías de la conspiración

Todos tenemos sesgos cognitivos y nos fiamos más del pensamiento intuitivo que de aquello basado en la evidencia, pero es innegable que los conspiranoicos han proliferado en los últimos tiempos

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Con la llegada de la pandemia también apareció algo que, aunque siempre había estado acechando al ser humano, proliferó de manera exponencial debido a los turbulentos tiempos: las teorías de la conspiración. En un momento de grave crisis con poca información sobre un virus potencialmente peligroso, comenzaron a surgir muchas teorías sobre cómo se había ocasionado (el 5G, por poner un ejemplo), cómo se curaba (Trump llegó a hablar de lejía) o incluso cómo se contagiaba (durante un tiempo se habló hasta de que podía llevarse en los zapatos). Y, por supuesto, surgieron los negacionistas de dicho virus.

Antes ya había conspiranoicos, pero tras los extraños tiempos pandémicos parece que hay gente dispuesta a encontrar una conspiración detrás de cualquier cosa, incluida la Filomena o el volcán de la Palma. Las teorías de la conspiración son muchas y muy variadas: terraplanistas, creyentes de Qanon, el Nuevo Orden Mundial o los chemtrails. Elija la que más le guste. Y, lo más curioso, es que probablemente conocerá a una o varias personas que creen que alguna de ellas es verdad. Quizá incluso usted cree en alguna.

Aquellos que creen en ellas son más propensos a creer que nada sucede por accidente, sino que todo está conectado y no hay coincidencias

Está más que demostrado que, pese a que la imagen persistente del conspiranoico es la de un señor con pocos estudios y un sombrero de aluminio, en realidad muchas personas racionales también creen en esta clase de teorías. Michael Shermer, autor de varios éxitos de ventas y columnista en varias revistas, se propuso estudiar hace tiempo por qué «la gente cree cosas raras». Llegó así a la conclusión, según relata un artículo publicado en ‘Psychology Today’, de que las conspiraciones (dos o más personas o un grupo conspirando para obtener una ventaja) ocurren con bastante frecuencia en los sistemas democráticos. Simplemente, aquellos que creen en ellas son más propensos a creer que nada sucede por accidente, sino que todo está conectado y no hay coincidencias. Para ellos, los conspiradores son malvados y tienen planes elaboradamente grandiosos.

Shermer llega a varias conclusiones interesantes. Una de ellas es que, en algunas ocasiones, la aceptación de las teorías de la conspiración puede estar más motivada por la necesidad de señalar la lealtad de uno a la tribu que por la creencia verdadera en la conspiración particular (lo que podría explicar cómo varios políticos republicanos americanos aparentemente inteligentes y cuerdos podrían haber respaldado una teoría de conspiración tan extraña como la de QAnon). También señala que, en algunas ocasiones, el conspiracionismo es una respuesta racional a un mundo peligroso.

La aceptación de las teorías de la conspiración puede estar más motivada por la necesidad de señalar la lealtad de uno a la tribu que por la creencia verdadera en la conspiración particular

Por supuesto, los sesgos que todos sufrimos por nuestra condición humana también tienen mucho que ver en todo esto. Hasta las personas más racionales sufren sesgos de confirmación, simplifican de manera excesiva temas complejos o tienen disonancias cognitivas. A pesar de todo ello, los estudios demuestran que ciertas personalidades son más proclives a creer en estas cosas: baja confianza, menor mentalidad científica, creencias en un mundo peligroso, excentricidad ideológica… todo influye. Y, por supuesto, también lo hace el intuicionismo: una fuerte tendencia a utilizar el pensamiento intuitivo sobre el pensamiento basado en evidencia.

Hay dos variables que también son fundamentales: las redes sociales, pues no hay duda de que han hecho que su aceptación sea más generalizada y fuerte, y el estrés social. Como decíamos al principio, en tiempos de inestabilidad política, inseguridad económica, pandemias y guerras, parece mucho más fácil creer en teorías enrevesadas. Shermer concluye algo un poco duro: a veces las teorías de la conspiración nos dan seguridad, pues nos pareciera que comprendemos el mundo incluso si hay un plan maligno llevado a cabo por enemigos despiadados. Entender la complejidad del mundo es más difícil.

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🥇🏵RESULTADO VOTACIONES PREMIOS «VOCES DEL MISTERIO» 2022

 

🔎🏆Desde el programa «VOCES DEL MISTERIO» PREMIAMOS la labor de investigación y/o divulgación de todos nuestros amigos, oyentes e investigadores/divulgadores con un premio, un galardón que les reconozca como haber realizado un trabajo destacado en este ámbito en 2022.

LOS FINALISTAS DE ESTA EDICIÓN «MEJORES DE 2022» son:

(Los ganadores se desvelarán durante la ceremonia, con una entrevista y acto).

1º.- Mejor investigación/investigador:

Actitvity Ghost por su investigación en el «Cortijo abandonado».
Rafael de Alba por su investigación en Casas Encantadas.

2º.- Mejor trabajo de divulgación:

Juan Gómez por su programa «Nueva Dimensión».
Pedro Pilar Jiménez por su programa «Al filo de lo real».

3º.- Premio de honor (por sus valores, trayectoria, etc…):

Santiago Vázquez (d.ep.).
José Antonio Colinet (d.e.p.).

Todos los votos han sido contabilizados (excepto votaciones dobles y triples o desde la misma ip), todo está debidamente notariado en función de registros en: vocesdelmisterio@gmail.com

*ENTREGA EL 27 DE DICIEMBRE DE 2022, 18:00 h.