La Lanza Mágica de Cristo

Por Jose Manuel García Bautista

Muchos fueron las especulaciones y sueños que desbocaban la imaginación de aquellos que atribuían fantástico poderes a la Lanza llamada ‘del Destino’, uno de ellos fue un autor que logró un notable éxito con una obra sobre éste apasionante tema, se llamaba Trevor Ravencroft y en 1973 su libro copó los primeros lugares de venta a nivel mundial.

Según Ravenscroft el dictador nazi Adolf Hitler tenía auténtica pasión por la reliquia guardada en Viena, tanto que una de las primeras órdenes que dio fue entrar en la capital austriaca y tomar la Lanza él mismo. Según apunta el autor todo vendía motivado por las óperas en especial ‘Parsifal’ de 1882, igualmente por toda la épica de las obras de Wagner.

Eso alimentó la imaginación de Hitler al que subyugó la idea de los Caballeros, de la Tabla Redonda, de la búsqueda del Santo Grial, del Poder de Dios, y lo que se podría alcanzar teniendo todo eso de parte del lado que lo portara.

En un principio la idea de Ravenscroft se tomó como descabellada pero, posteriormente, fue ganando peso máxime cuando fue apoyada por Alec MacLellan merced a material descubierto de la fuente original de Ravenscroft.

Además trascendió que la Lanza estuvo en Estados Unidos el 30 de abril de 1945; curiosamente poco después de perder la Lanza el ejército alemán se suicidaba Hitler en el búnker de la Cancillería.

Pero la Lanza parecía ejercer un poderoso influjo sobre aquel que la poseyera y quedó de manifiesto –a decir del autor- al actuar sobre el general Patton del ejército estadounidense. En manos norteamericanas se verificó la autenticidad de la Lanza y fue Dwight Eisenhower quien ordenó que todo el tesoro de los Habsburgo.

Así es el propio Ravenscroft el que habla con más pasión del poder de la Lanza, de las energías que de ella emanan, que si alguna persona de mal fondo o el Anticristo la poseyera sería fatal, era una rara mezcla entre Nueva Era y cristianismo, algo tan extraño como desencajado.

El autor no tuvo el beneplácito de otros autores, así Fernando Navarro, en su “ Diccionario Biográfico de Nazismo y III Reich” (2010) dice, textualmente que “las fantásticas teorías de Ravenscroft (cuya falsedad fue demostrada por el periodista de investigación Eric Wynants), fueron aún más exageradas por autores todavía más “creativos” que Ravenscroft, tales como Alec MacLellan o Howard A. Buechner”.

En todo esto entra en liza uno de los nombres mencionados: Howard A. Buechner, M.D., profesor de medicina en Tulane y L.S.U, que afirmó haber entrado en contacto con un submarino anterior a los U-Boats que llevaban la Lanza a la Antártida a una base secreta, era el año 1956.

La Lanza sería recuperada en 1979, para dar mayor credibilidad habría que hacer notar Buechner fue coronel del ejército de los Estados Unidos. En su obra cita al “capitán Wilhelm Bernhart” en una expedición de 1979 de Hartmann así como fotografía de algunos objetos que fueron recuperados.

El viejo coronel sostenía que la Lanza que actualmente se exhibe en el Schatzkammer en Viena sería una buena falsificación y que la cosmología de la Lanza fascinó tanto a Hitler y sus secuaces que el propio Heinrich Himmler, jefe de la oficina Ocultista de las SS (Anherbe), fundó un movimiento secreto de neo caballeros dedicados a la Lanza Santa.

Modificó un castillo para que tuviera apariencia de Lanza y dispuso una serie de ubicaciones a modo de sepultura para todos los caballeros, datos todos que son correctos.

Buechner sostenía que el duplicado se mantenía en Austria, una copia en Nuremberg y la verdadera se mantenía en secreto para realizar ceremonias de magia negra en el castillo de Wewelsburgo, Alemania.

Para terminar de redondear esta curiosa historia de los poderes ocultos de la Lanza del Distino surge dos nuevos elementos, son E. Jerry Smith y George Piccard. Ambos eran escritores de investigación y realizaron las pesquisas necesarias para saber qué grado de certeza tenían las afirmaciones de Ravenscroft y Buechner.

Investigaron sobre los misteriosos submarinos y descubrieron como, efectivamente, se remolcaron algunos de ellos, sin gasolina, muy al sur, en aguas de Argentina o internacionales, otros iban cargados de objetos y se les llamaba como “convoy del Führer” con rumbo a la Antártida o  Argentina (más que probablemente).

Pero muchas de estas historias de la IIª. Guerra Mundial son vistas como leyendas urbanas, como cuentos e invenciones de poderes paranormales más allá de un simple objeto.

Los más escépticos lo tildan de superchería y lo que creen en ello de una conspiración de silencio.

Lo cierto es que hay una parte que es legendaria y tiene que ver con todo lo relacionado con los objetos de poder, encarnado en éste caso por la Lanza del Destino, y que tendría su origen en un relato relacionado con Tubal Cain, hacia el tercer milenio antes de Cristo.

Tubal Cain era el séptimo nieto de la generación de Adán  y la poderosa lanza habría sido forjada con el metal de un meteorito junto con la espada Excalibur (!). Todo ello relacionado son el ocultismo y la supuesta base secreta en el continente helado.

En todo ello también tuvo mucho peso el relato almirante Byrd (‘Operación Highjump’) cuando dijo haber visto una enorme zona en la Antártida que identificó con los nazis y fortaleza subterránea en Neuschwabenland.

La Lanza del Destino no deja indiferente a nadie, independientemente de las historias –reales o no- que se cuentan en torno a ella y que le confieren un aura de poder inquebrantable con el paso del tiempo.

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